viernes, 7 de octubre de 2016

Cruce a nado del Estrecho de Gibraltar

Y aquí está la crónica de la consecución de un sueño, el reto deportivo más grande al que me he enfrentado hasta la fecha, cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. Sinceramente no sé cómo empezar a escribir algo tan grande y que se ha llevado tantas horas dedicadas. Intentaré hacerlo con el corazón y desde el principio...

Si hago memoria, desde hace bastantes años nado en piscina por el mero placer de sentir la fluidez (es algo que me relaja muchísimo y algún día escribiré sobre ello), pero no fue hasta hace 5 años cuando me compré un traje de neopreno y empecé a experimentar la libertad de nadar en el mar. En aquel momento no tenia ni idea de que iba a terminar escribiendo estas líneas. 

Si hago aun más memoria y miro más atrás en el tiempo, me veo con 17 años junto a la ventanilla de un avión volviendo de unas vacaciones en familia a Tenerife, cuando mi padre me dice: - Mira Xavi, aquello es África. Asombrado tomé esta fotografía y en mi subconsciente nació un sueño.

Vuelo TNF-BCN
Hace dos años ese sueño empezó a cobrar realismo cuando en segunda etapa de la TCN (Travessia a Catalunya Nedant), bromeamos Ramón, Sergi y yo sobre cruzar el estrecho. Aquel "no hay huevos" se fue de las manos y acabó en un email a la ACNEG (Asociación Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar) solicitando fecha dos años vista para el cruce. Por tal de  hacerlo más económico nos hacía falta un cuarto nadador y Toni se incorporó al equipo. Sin embargo el grupo no era el definitivo, pues la paternidad de Ramón causó su baja y substitución por Marco. A partir de ahí empezó la travesía, dos años por delante para prepararlo todo.

Isla de las Palomas, Tarifa. El día previo al cruce. Toni Domenech, Xavier Lerín, Sergi Manero y Marco Estrada.
El Estrecho de Gibraltar es uno de los primeros grandes retos fija un aficionado a las aguas abiertas. El hecho que discurra entre el Atlántico y Mediterráneo, y entre Europa y África lo hacen especialmente atractivo. Tiene una longitud de 14,4 Km entre los extremos más cercanos, pero al ser una zona de grandes corrientes generalmente de entrada de agua del Atlántico al Mediterráneo, el cruce a nado puede llegar a alargarse hasta los 22 Km. incluso más. Estas corrientes hacen que existan oscilaciones de temperatura entre los 22-15ºC. Al ser la puerta del Mediterráneo, por él pasan una gran cantidad de buques mercantes (280 diarios), como también de delfines, orcas, cachalotes, calderones... Además es una zona donde soplan fuertes vientos de levante y poniente, es el paraíso del WindSurf y KiteSurf, siendo una zona poco idónea para la práctica de la natación. Este párrafo deja claro que no es algo fácil y asequible, dándole mucho sentido y significado a la palabra RETO.

Aun así, siempre he querido destacar que el reto no es deportivo, sino moral, pues en esas aguas fronterizas han fallecido una gran cantidad de personas exactamente iguales que tu, pero que tuvieron la desgracia de haber nacido en un lugar desfavorecido, sin igualdad de oportunidades, convirtiéndose en víctimas de la propia desesperación que genera la guerra, hambre o represión... Si me cruzaba de brazos ante esto no podría dar ni una sola brazada, de modo que conjuntamente a mis compañeros y aprovechando el modesto impacto mediático en redes sociales, se inició un crowdfunding de donación directa para Médicos Sin Fronteras con el objetivo de aportar ayuda a poblaciones precarias sin discriminación de raza, religión, filosofía o política. 

Si estas líneas no te han dejado indiferente, puedes hacer tu aportación en el siguiente enlace: http://www.migranodearena.org/es/reto/9963/estrecho-de-gibraltar-a-nado/

Espero que iniciativas como esta reduzcan la gran cantidad de vidas que pierden en el mar.

Volviendo a la parte deportiva, la preparación y entrenamiento ha sido factor clave para lograr esta gesta. Como ya he dicho antes, nado con regularidad desde hace mucho tiempo, pero no era suficiente. Recuerdo en enero de este mismo año una conversación con Toni Colomo en una travesía de Illa Mateua. Dijo que cuando empezase con el plan de entrenamiento, me pondría a nadar en ritmos de 1'40" los 100m. En aquel momento lo veía prácticamente imposible, pues me costaba bastante bajar de los 2' en tiradas largas. Con mucha constancia y poco esfuerzo (digo esto porque disfruté muchísimo de la preparación y entrenamientos) no solo llegué a nadar de manera regular a ritmos de 1'40, sino que en la semana previa a marchar, estuve nadando series de 100m a 1'30" con mi amigo Miguel Ángel en su piscina de Granollers. Nadando dentro de los tiempos recomendados por la ACNEG para garantizar el cruce, estaba más que preparado!

Entrando más el detalle, el entrenamiento específico empezó los seis meses previos, dónde fijé el objetivo de nadar entre 15 y 20km semanales repartidos en 3 sesiones de piscina y 1 de aguas abiertas (mar o pantano). En piscina solía nadar tiradas de entre 3 y 5km repartidas en series de 500m y 1000m (ahora es cuando los entendidos se llevan las manos a la cabeza) Sí, no hice series cortas porqué me agobia tener que estar pendiente continuamente del crono. Me centraba en nadar a un ritmo ágil y constante, buscando la máxima eficiencia intentando dar el menor número de brazadas por largo, relajando la mente al sentir la fluidez del agua. Logré convertir la sesión en piscina en una práctica de meditación muy enriquecedora. 

Resultaba muy motivador el hecho de ver que cada vez me cansaba menos en el agua para recorrer la misma distancia en menos tiempo. Esas series de 500m y 1000m me estaban funcionando realmente bien.

De los entrenamientos en aguas abiertas lo único que pudo decir es que han sido una auténtica fiesta dónde he compartido brazadas con personas excepcionales y contando con un soporte de kayak que ya les gustaría a todos los organizadores de travesías tener en sus filas. Grandes maestros del mar y el buen rollo, que con la excusa de la natación siempre había un motivo para juntarse y levantar unas cuantas copas de cerveza, darse un buen almuerzo, una barbacoa, una paella, una escapada, un viaje... Imaginación no ha faltado para maquinar travesías que han roto la monotonía del nadar por nadar. Compañeros/as, gran parte de este reto es vuestro!


Algunas de las mejores travesías. PantaNADAs, Pont del Petroli, Capo Testa...
Y como una parte del reto era de todas las personas que de una u otra manera me apoyaron en esta aventura, quise reflejarlo en mi gorro. El estrecho no lo iba a nadar solo con los 3 compañeros de reto, sino también con todos los que me animaron en la hazaña. 



Pero esto es un reto colectivo, no debería de haber nadado con los otros 3 compañeros que formamos el grupo? Rotundamente SÍ. No sé si por indisponibilidad horaria o directamente falta de voluntad, solamente habíamos nadado todos juntos la mitad de la travesía del Cap de Norfeu. Algo insuficiente que iba a complicar mucho el cruce. Como grupo ya habíamos suspendido por no haber hecho los deberes. Por no hablar de las diferencias de ritmo de nado. No iba a ser fácil...

El tiempo pasa volando y volando fuimos hasta Sevilla dónde con un coche de alquiler nos plantamos en Tarifa. El fuerte viento de levante nos dio la bienvenida al punto más meridional de la península. El mar muy agitado y lleno de borreguitos, nos dejó claro que nuestro particular viaje a África tenia que esperar unos días, de manera que empezamos a hacer turismo por la zona mientras esperábamos "la llamada".


Puerto de Tarifa con África a la espalda. Xavi, Sergi, Júlia, Marco, Pili y Toni.
Al día siguiente y de camino a Zahara de los Atunes recibimos la llamada de la ACNEG:

-El brífing será el lunes. Sois el primer grupo y vuestro día de cruce será el miércoles porque hay levante hasta el martes por la tarde y el jueves ya entra poniente...

Justo estaba al volante del todocamino de alquiler y en las rectas costaba mantener la dirección debido al fuerte viento...Un gran escalofrío me recorría, por un lado teníamos la tranquilidad de saber el día que lo intentaríamos, pero por otro siempre queda la duda de que acierten con la previsión. Costaba creer que sabrían el día exacto que ese fuerte viento que ya llevaba 15 días soplando pararía. Aun así opté por ser positivo y no rallarme por algo que no estaba en mis manos. Haciendo referencia a la frase: dónde hay patrón no manda marinero, si Antonio (patrón del Columba) dice que cruzamos el miércoles, cruzaremos el miércoles.

Teniendo clara la fecha, solo me faltaba decidir si nadaría con neopreno o directamente a pelo. A pesar de haber estado haciendo méritos nadando sin traje y ganando algo de peso en los tres últimos meses, era necesario medir el ritmo con el resto del grupo. Si mi ritmo de natación estaba muy por encima del que marca el grupo, correría el riesgo de coger frío, sufrir mucho e incluso no poder acabar... En el primer baño que hicimos los 4 vi que la temperatura del agua era soportable pero si me paraba me entraba un ligero tembleque y aparecía la gran necesidad de nadar muy fuerte para quitarme esa sensación de frío. Se evidenció que la diferencia de ritmos me hacia ir "lento" ( o mejor dicho, por debajo de mi ritmo habitual de nado ), cogiendo frío y al esprintar para entrar en calor rompía el grupo. Dadas las circunstancias la decisión fue clara, si quería cruzar debía de hacerlo con neopreno.

Ya estaba todo prácticamente listo y encarrilado. El viento seguía soplando casi con la misma constancia que iban llegando mensajes de ánimo por diferentes vías. Muchos mensajes nombraban de manera simpática algunos de los "peligros/animales" que probablemente nos encontraríamos... Tiburones, ballenas, calderones, delfines, atunes... Y es en una visita al museo de los cetáceos de Tarifa, dónde ves que nosotros somos más peligrosos para ellos, que ellos para nosotros. Miedo? NO, respeto por todos los seres vivos que viven allí!

Peligros de los océanos
Y aprovechando la visita al museo, no pudo faltar una foto con la carta náutica del estrecho de Gibraltar. Sin rallotes a diferencia de la ACNEG jajaja (esta broma solo la entienden los que ya han cruzado)

Carta náutica del Estrecho de Gibraltar






Faltaba un solo día para el cruce, el viento seguía soplando con fuerza y no se veía el momento que parase. Después de cenar cuando todos se retiraron a descansar, me fui a dar un paseo por el puerto. Encontré una roca dónde sentarme resguardado del viento. Allí estuve un buen rato en silencio, impregnándome de brisa marina, observando el canal, escarbando en mi memoria y recordando todo el camino recorrido hasta llegar allí. Tras la emotiva meditación y con muchas ganas de empezar ya nadar, le dí un último repaso al whatsapp y me fui al hostal a dormir. Mañana iba a ser el gran día!

Amanece en Tarifa
Y llegó el gran día, miércoles 17 de Agosto de 2016. Amanecía contrastando mucho con los días anteriores, soleado, con un mar plano tirando a rizado y sin viento. La bandera del castillo Guzmán el Bueno apenas movía. Sin duda alguna habían clavado la previsión, esta semana no habría mejor día que hoy para cruzar.

Tras desayunar un platazo de ensalada de pasta, agarré la mochila y salí en busca de Edu y Ruth (una de las dos mejores personas que me llevo de mi paso por el CEB), habían hecho más de 200km de coche para estar ahí. Como marca la tradición de todos los amigos que han cruzado el estrecho, fuimos a hacerle una visita a "Paco el churrero" el cuál confirmó que tendríamos un buen día y nos deseó mucha suerte. Este hombre guarda buen recuerdo de todos los nadadores que han cruzado, incluso me recodó el primer intento de cruce de mi amigo Juan Emilio, que nadó cerca de 28km. -Si paráis por Tarifa, hacerle una visita y comeros unos churros, si vais a cruzar TRAE SUERTE!!!

Ya de camino al puerto me encuentro con el resto de equipo además de José David y su familia, que también hicieron unos cuantos km de coche para revivir su cruce de hace dos años.

Puerto de Tarifa. Edu, Ruth, Xavi, Sergi, Júlia, Toni, Pili, Marco, Jose David y Ana.

Tras publicar la foto en Facebook y enviar el último whatsapp a los diferentes grupos con el tracking de seguimiento, empecé a vestirme para la ocasión con un detalle importante respecto otras veces: me quité el reloj! Con este gesto quería parar el tiempo. Tenia muy claro que esta travesía era para disfrutarla y que el cruce durase todo lo que tenia que durar. 

Momento neopreno. Ruth, Edu y Xavi.
Todo estaba preparado, bueno, todo menos una de las dos embarcaciones que nos acompañarían. Un ruido en los motores del Columba demoró una hora nuestra salida. La espera con el neopreno puesto no resultó nada agradable, pues da mucha calor y te deshidratas sin darte cuenta.

Muelle número 2 del puerto deportivo de Tarifa.
Se desplazó un mecánico y tras revisar los motores el ruido desapareció como por arte de magia. Por fin embarcamos rumbo a la isla de tarifa dónde empezaría el cruce a nado.

A bordo del Columba
Un breve trayecto nos lleva a una punta Paloma en la isla de tarifa. Una vez allí, acabamos de ajustar los neoprenos y hacemos un minuto de silencio en memoria de todas las personas que han nacido en un lugar desfavorecido y han acabado perdiendo la vida en esas aguas, víctimas de la desigualdad y engañadas por las mafias...

Primeras brazadas para tocar tierra española y empezar la travesía
Soy el primero en saltar al agua y empiezo a nadar hasta el faro. En un primer momento no noté la corriente, pero fue al observar el fondo rocoso cuando vi a los peces nadar de lado. Al levantar la vista, tenia el faro desplazado unos 15 metros de la teórica línea recta que estaba nadando. En ese punto la corriente lateral era brutal. Entendí porqué está prohibido el baño en esa zona de la isla.

Salida en Punta Paloma, Tarifa.
Cuando todos tocamos tierra un silbato marcó el inicio de la travesía. Frente a nosotros una piscina de más de 14km de un agua prácticamente llana, algo muy atípico en esa zona y que mucho contrastaba con los días anteriores. Como se aprecia en las fotos, empezábamos la travesía nadando en un plato con unas condiciones inmejorables.

Primeras brazadas
Las primeras brazadas en el estrecho fueron inolvidables, tenia la piel de gallina de la emoción del momento. El fondo rocoso se iba alejando poco a poco hasta desaparecer de nuestra vista para dar paso al gran azul (deep blue). Ya no volveríamos a ver el fondo hasta llegar a Punta Cires.

La temperatura del agua era agradable, estaba a 22º en lugar de 18º. No era lo habitual, a pesar de cruzarnos con alguna que otra corriente de agua muy fría. Esos contrastes eran eran bastante fuertes. En aquel momento dí por acertada la decisión de nadar con neopreno.

Según la ACNEG, la primera hora la teníamos que hacer a un ritmo alto por dos motivos:
-Aprovecharnos de una fuerte corriente que hay al principio.
-Vencer corrientes laterales que nos pueden derivar hacia el mediterráneo incluso pudiéndonos empujar hasta costa española.

Lamentablemente la práctica nada tenia que ver con la teoría, Toni y Marco empezaron muy conservadores. No pasaron ni 100 metros que el grupo ya estaba roto y teníamos que ir parando para ir agrupados. Os aseguro que no nadaba rápido, pero se quedaban atrás. Tal vez según GPS sí que estábamos nadando al ritmo de 2'/100m o quizás algo más (no lo sabia ni lo quiero saber, ya que decidí nadar sin reloj) pero guiándome por las sensaciones de nado, estábamos yendo muchísimo más lento. Por otro lado, me preocupaba mucho el hecho de mirar atrás y ver que el faro de Tarifa estaba cada vez más a la derecha. La corriente nos estaba llevando al Atlántico dirección Tánger y allí no se puede tocar porque está lleno de puertos mercantes. No entendía lo que estaba pasando, la travesía peligraba...

Primer avituallamiento
Llegó el primer avituallamiento, bebí un poco de isotónico y me comí un plátano. Desde la barca nos dieron el primer toque, debíamos de nadar más agrupados y los de atrás debían apretar para no hacer peligrar el cruce. Si la cosa no mejoraba, empezarían a sacar a los nadadores más lentos del agua. Ni una hora de travesía y ya estábamos así.

En una travesía cualquiera daría igual el ritmo, pero aquí hay tanta corriente lateral que si vas lento puede hacer que pases de largo Ceuta y no llegues nunca a tocar tierra. Justo lo que le pasó a mi amigo Juan Emilio en su primer intento de cruce.

Seguimos dando brazadas y mi cabeza iba a explotar de pensamientos negativos. Estaba nadando a un ritmo lento en el que no disfrutaba, tenia serias dudas de que ese ritmo fuese adecuado para garantizar el cruce, no quería que sacasen a ningún compañero del agua, pero temía por si lo sacaban "tarde" y ya no daría tiempo o no me quedarían fuerzas para luchar y vencer a las fuertes corrientes laterales del final. Si nada cambiaba esto iba a terminar mal. En mis planes no había sitio para un fracaso sin apenas luchar, seis meses dejándome los huevos en cada entrenamiento de piscina no pueden acabar así.

<Conversación interior>
- Basta!!! Borra toda esa mierda de tu mente y hazles la goma a tus compañeros!!! (hacer la goma consiste en ir haciendo idas y venidas para no dejar solos a los más rezagados)
- Pero... tengo miedo a desfondarme entre idas y venidas... y no poder acabar.
- TIO!!! Llevas entreno acumulado para cruzarte el estrecho dos veces!!!!! ¿A qué hemos venido!?!?
</Conversación interior>

Y como el que llega a la pared de la piscina, di un viraje y volteé a buscar a Toni y Marco. Empecé a hacer algo que hacen los catedráticos de las aguas abiertas con los que nado muchos sábados, no dejar a nadie solo.
Buque de contenedores
De mientras iban pasando grandes buques de carga a nuestro alrededor. Guardándonos resguardo y cediéndonos el paso. Como si de los carriles de una autopista se tratase, los que salían del mediterráneo navegaban por aguas españolas y los que entraban lo hacían por aguas Marroquíes. Esto nos daba una pista aproximada del punto en el que estábamos.

Embarcaciones de tamaño colosal que a su paso levantaban grandes olas en altura y longitud. El hecho de que el mar estuviese tan calmado hacia que esas olas se notasen bastante, eran como pequeñas montañas rusas que dependiendo de la dirección del barco, tenias que remontar o dejarte llevar. Me sentía minúsculo nadando en medio de tantos gigantes de acero.

Cuesta de creer el principio físico de Arquímedes que permite que esos enormes edificios de acero floten como si fuesen de algodón y se propulsen a relativa gran velocidad con la potencia de una o dos hélices como mucho. Lo que más me sorprendió fue ver sobresalir la hélice en movimiento de uno de estos cargueros que iba prácticamente vacío. Me recordó a la escena de una de las películas de 007 dónde una de esas hélices tritura a una lancha.

Buque de carga industrial
Y hablando de escenas de acción... -Parad Parad Parad!!!! nos gritan desde la barca con nerviosismo. -Pero que pasa?? -Pegaros a la barca, hay una lancha rápida por la zona. Y efectivamente, tras un fuerte estruendo, una planeadora con grandes motores fueraborda pasó a toda velocidad a unos 200 metros de nosotros. Increíble pero cierto. El tráfico de drogas en esa zona es una realidad, pero ya es casualidad encontrárselo a plena luz del día. Poco después volvió a pasar más alejada en otra dirección hasta que se perdió en el mar. Con el miedo en el cuerpo continuamos dando brazadas.

Buque de carga
Llevaríamos unas dos horas de travesía y el fondo ya debería de estar a unos mil metros de profundidad. No se veía absolutamente nada, únicamente el gran azul, oscuro y frío. Aun así estábamos rodeados de vida dentro y fuera del agua. Desde los barcos avistaron delfines saltando relativamente cerca, pero no alcanzamos a verlos ni compartir alguna brazada con ellos. También vieron un gran revuelo formado por un banco de atunes cazando o siendo cazados y una parvada de cigüeñas emigrando a África.


Cigüeñas migratorias
           
Delfines











En unas de las paradas para reagruparnos y avituallar, desplegaron la bandera de marruecos. Eso significaba que si no habíamos llegado ya a la mitad, poco faltaba. No dudé en preguntar cómo íbamos de ritmo, si seria posible cruzar cómodamente y cuanto faltaba. Me respondieron que sí, las condiciones del mar eran favorables y teníamos margen para llegar a Punta Cires. A la pregunta ¿Cuanto falta? me respondieron bromeando con un: -Cuando empiese a olé a pinshito, ya habrá llegao a Marrueco!!!!  Su respuesta me relajó una barbaridad, di por posible lo que hacía dos horas parecía irse hundirse hasta el fondo.


Ya sólo bastaba mantener ese ritmo y así lo hice. Nadé a mi ritmo pero sin romper el grupo, dando idas y venidas entre el Columba y el Duende del Mar. Me emocionaba el pensar que cada brazada que daba me acercaba más a África indistintamente de la dirección. No solo estaba cruzando el estrecho, sino que me lo estaba nadando!

No sé cuanto rato llevábamos en el agua, pero el neopreno me estaba destrozando el cuello. La hora de espera antes de empezar por la avería del barco hizo que la vaselina que me puse en el cuello acabase en los talones. Por suerte, fui previsor y guardé el bote con el avituallamiento. Avisé para que la tuviesen a mano en la próxima parada.

Isotónico, una barrita de cereales, una manzana (fruta poco habitual, pero que te quita el regusto salado) y un buen pegote de vaselina en el cuello. Marco se empezaba a quejar de frío y aprovechando que la tenía a mano, le puse vaselina el pies y manos con el objetivo de crear un poco de aislamiento y evitar que perdiese más temperatura.

Buque mercante con poca carga




Seguimos nadando sin mucha variación respecto la última hora. Para adelante, viraje y para atrás, rodeaba a Marco y Toni y para adelante otra vez, ahora un poco de braza, esperaba y seguía nadando de nuevo... Hasta que marco dijo: -Chicos! tengo mucho frío y voy a salirme. Aquellas palabras me dieron un gran mazazo... -NOOO, NOOOO, NOOOO!!! salí disparado a su lado y entre todos logramos convencerle para continuar. Por mi parte se acabó hacer la goma, moralmente no podía dejarle atrás. A partir de ahora nadaría a su lado.

Buque mercante con poca carga
Y empezó la escolta a Marco codo a codo con Toni por la derecha y yo por la izquierda. Poco a poco el ritmo fue mejorando, pero estaba preocupado por Marco. El frío en el mar es muy cabrón, principalmente porqué es imposible quitárselo. A diferencia de como puede pasar en el running da igual que incrementes el ritmo para "entrar en calor", cuando el frío aparece no se marcha hasta que sales del agua y te secas.

Teóricamente, en esta época del año la temperatura tendría que oscilar entre los 18-22 grados. En la práctica no tenía nada que ver. Estábamos nadando a 15ºC para que os hagáis a la idea, tan sólo un grado por encima de la temperatura que tenemos el mar en invierno aquí en Barcelona. El sol ayudaba y mucho, pero el agua la sentía fría en pies y manos. Una vez más volví a alegrarme por haber tomado la decisión de nadar con neopreno.

La escolta de Marco
Hacía rato que ya veíamos los grandes buques en la dirección opuesta, cosa que indicaba que África estaba muy cerca. De hecho, si alzabas la vista se veía Punta Cires relativamente cerca, reconocible por unas grandes letras en Árabe que había en una montaña justo detrás, eran un poco al estilo Hollywood, pero se me pasó preguntar qué decía.

Petrolero
Volviendo al nado, no me gustaba nada lo que veía. La brazada de Marco era corta, tenía las manos agarrotadas, apenas podía cerrar los dedos para agarrar agua en las remadas, el ritmo era cada vez más lento... De repente paró en seco y tiritando por el frío nos dijo que estaba helado, no estaba disfrutando y abandonaba. -NOOOO!!!! Si has podido con un Ironman puedes con esto!!! Vamosss!!!! Sigue un poco más!!!!... Toni y yo intentamos animarlo. Hasta desde la barca le gritaban animándole a continuar, teníamos Punta Cires a 4km pero el frío ganó. En ese estado no estaba disfrutando y tomó la decisión de subir al barco por el éxito de la travesía y su propia salud.

Aunque como él mismo dijo: "El verdadero éxito fue el compañerismo y la calidad humana frente al mero reto". En ese momento me llegué a sentir muy triste y reconozco que actualmente sigue apenando recordarlo. Aquel "seguid sin mi" se me clavó muy hondo. Dejábamos atrás a un compañero para poder continuar adelante...

Chocados por el momento, desde la barca nos dijeron que no parásemos y siguiésemos nadando. Costó arrancar pero no teníamos más opción. Ahora la estrategia cambió, dejé la escolta por seguir haciendo la goma desde Toni hasta Sergi que nadaba más adelantado.

Ferry Tánger-Tarifa
Brazadas y más brazadas... de repente nos avisan de la última parada para avituallar. En breve entraríamos en zonas de mucha corriente y no podremos parar. Llevábamos algo más de 4 horas dándole, era la hora de comer y empezaba a tener hambre. Devoré otro plátano, dos barritas de cereales y acabé lo que me quedaba de isotónico. Tenía más comida y bebida, pero no quise comer en exceso a pesar de tener hambre para no acabar dando de comer a los peces.

Miré hacia España y la vi francamente lejos en comparación con Marruecos, tal vez la bruma acentuó la sensación de lejanía pero costaba creer que veníamos de allí. La comparativa de distancias me ponía la piel de gallina. Faltaba realmente poco para acabar la travesía. Solo teníamos que seguir al Columba y reservar fuerzas para luchar contra las grandes corrientes del final.

Haciendo "la goma" a Toni


Este último tramo no estaba resultando más duro que el resto. El hecho de haber ido a un ritmo muy contenido hizo que no llegase la típica pájara que siempre encuentro al pasar de las 4 horas nadando. de fuerzas iba muy bien y de cabeza perfecto. El cuerpo me pedía seguir nadando y no tenia ningunas ganas de parar.

Casi sin darnos cuenta el mar cambió de llano a rizado a la vez que empezó a soplar viento de poniente. Aun así, las condiciones seguían siendo muy buenas y se podía nadar realmente bien. Por mucho que se complicase, ya teníamos la travesía prácticamente hecha. Hubiese sido muy distinto de haber querido hacer un cruce de ida y vuelta, pues toparíamos con el poniente en contra, pero no era el caso.

Poco a poco fui cambiando el nadar haciendo la goma por acompañar más a Toni. Tiraba hacia adelante, lo esperaba, nadaba a su lado, esprintaba dando un circulo  y poniéndome detrás suyo, pasando a su lado ir a darle pies y volver a dar otro círculo... Y así me entretuve este último tramo hasta que levanté la mirada y por fin vi Punta Cires verdaderamente cerca.


Punta Cires
El islote estaría a unos 500 metros pero no era fácil llegar hasta él. Estábamos a puntito de entrar en una zona con una corriente lateral de 4km/h. Dicho así parece poco, pero el promedio de nado que llevábamos era de 3km/h. Lo que supone que esa corriente es más rápida que nosotros y hay que lucharla con cabeza.

Fuimos nadando hacia la derecha dirección Tánger haciendo caso a las indicaciones de Antonio, con el objetivo de que cuando entrásemos en la corriente trazásemos una diagonal directa hasta Punta Cires sin tener que luchar contra la corriente. De hecho, si quisiesemos atacarla en línea recta podría ser imposible llegar a ella y acabaríamos desfondados en Perejil.

Desde la barca me dicen: -Xavi!! ahora hay que apretar, dile a Toni que 300m fuertes y llegáis!!! -Venga vámos Toni ahora hay que apretar que ya lo tenemos!!!!

Entrando en la corriente con Toni
Y entramos en uno de los momentos más soñados de esta travesía, el tramo final luchando con la corriente! Como Toni es muy diésel y ya llevábamos 5 horas nadando, me puse delante suyo a darle pies por tal de facilitar y asegurar la llegada a Punta Cires.

Tuve que alternar alguna brazada de espaldas para que no se quedase atrás y los pies fuesen efectivos. Era una pasada luchar con esa corriente. Prácticamente no se notaba, pero al mirar la isla veías como se movía todo muy rápido. No me quiero ni imaginar cuando coincide una marea vaciante, que dicen que la corriente se multiplica por cuatro.

Dando pies a Toni
La corriente era brutal, aunque nos íbamos acercando a Punta Cires, ésta la veíamos en continuo desplazamiento lateral. Primeramente veíamos cómo se acercaba a nosotros hasta llegar a tenerla alineada en línea recta, para después empezar a ver cómo se alejaba, quedando a la derecha siendo imposible tocar su punta. 

Desde el barco nos gritan para que no fuésemos a la punta y nademos en linea recta. Estas últimas brazadas estaban resultando frenéticas. Sorprendía cómo algo que teníamos tan cerca resultaba tan complicado de alcanzar.

Aproximación a Punta Cires
Nos olvidamos de tocar la punta y seguimos nadando con fuerza en línea recta sin enfrentarnos a la corriente pero derivados por ella. El fondo ya se veía, prácticamente con la misma flora y fauna que en el lado opuesto pero con una diferencia, me encontré de morros una pelagia. Por suerte, la vi primero y no me picó.

Seguimos nadando y de repente... el mar se calma, entramos al resguardo de Punta Cires y decimos adiós a la corriente. Estábamos a prácticamente una piscina de tocar África.

Saliendo de la corriente en Punta Cires
Esto ya estaba, ya lo teníamos, África ya era nuestra! Estos últimos metros los intenté alargar lo máximo que pude. Tenía ganas de más y más!!! Esto suponía el fin de seis meses de preparación y no me apetecía terminar...

Me emparejé con Toni y nos aproximamos nadando suavemente hasta por fin tocar costa Marroquí. Sonó el silbato y se paró el crono con un tiempo de 5h18' y 16km nadados.

Llegada a Punta Cires
Justo después de tocar, alcé la mirada y allí había dos pescadores Marroquís iPhone en mano haciéndose selfis con nosotros. De forma totalmente involuntaria rompieron toda la magia del momento de la llegada... 

Anécdota MoroSelfi a parte, que cuyas fotos nunca llegaremos a ver. En ese instante que toqué tierra estaba muy contento, pero reconozco que no tanto os podríais imaginar.

La primera razón era que ya se había terminado, no solo la travesía sino todo el camino recorrido para llegar hasta aquí. Sentí un pequeño vacío dentro de mi, como aquel que disfruta mucho de unas vacaciones pero llega el día que estas terminan y ha de volver a la rutina... Estaba claro que me apetecía un descanso de tanta piscina, pero siempre te queda ese "¿y ahora que?". Probablemente esto evidencia que me centro mucho en disfrutar del camino y cuando este termina, me quedo "triste".

La segunda razón era que directamente no me creía lo que acababa de hacer.  Cruzarme a nado el Estrecho de Gibraltar? yo? Enserio?? Sencillamente aún no era consciente en ese instante... y reconozco que me costó un par de días asimilarlo, pero sobretodo y más importante, darle el enfoque que este gran reto se merece. Pues tal vez esta no ha sido una de las travesías de las que más he disfrutado nadando debido a la tensión de la primera parte, pero sí que puedo decir que ha sido una de las que más he aprendido.

MoroSelfi...
Al subir al Columba recibí un fuerte abrazo de su patrón Antonio seguido de unas palabras que no creo que olvide... -Xavier, muy solidario, has sido muy solidario. Enhorabuena, eres muy grande!!!! Casi me pongo a llorar... A mi mente vinieron todos esos momentos en los que viraba y iba a buscar a Toni y a Marco, las últimas brazadas con Marco, el abrir camino contra la corriente para aproximarme con Toni a Punta Cires, el minuto de silencio antes de empezar, ...  Porque al final resulta que ser solidario no es solo dar dinero como la mayoría de gente cree, sino una cualidad humana que pocas personas tienen.

Felicidad...
Ya de camino a España y con una cerveza en mano, pude comentar la travesía con el resto de compañeros. Es en este viaje de vuelta de casi una hora de duración cuando empiezas a darte cuenta de la magnitud del reto. En este trayecto sí que pudimos ver delfines saltando en la estela que el barco dejaba a su paso.

De vuelta a España
Y este es track de los 16km de nuestra travesía, dónde se aprecia claramente el desvío inicial que tanto dolor de cabeza me dio y como luego giramos para trazar una linea recta hasta llegar a Punta Cires.

16km Nadados
Al día siguiente salia a nadar otro grupo y no dudamos en ir a verlos desde el otro punto de vista. No pudo faltar una foto con lo mejor de la ACNEG.

Lo mejor de la ACNEG
Y esta ha sido mi gran aventura, si me lo permitís os daré un consejo: Luchad por hacer realidad vuestros sueños, porque sólo en ellos reside la verdadera felicidad.

Antes de acabar, quiero agradecer a todas las personas que me han apoyado y animado a hacerlo esto posible. Sin vosotr@s no hubiese sido lo mismo!!! Aprovecho para decir que si algún día te animas a cruzar y quieres consejo o tienes dudas, estaré encantado de resolverlas y ayudarte en todo lo posible. 

Dicho esto, con estas líneas doy por acabada la travesía del Estrecho de Gibraltar para dentro de poco empezar a preparar otra grande, cuando tenga fecha daré más pistas. Después de toda la experiencia vivida, recordaré este 17/08/2016 como el día que me gradué en aguas abiertas.

Seguimos!!!!!!

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