martes, 9 de julio de 2013

10K La Nit d'Or


Tras correr la cursa de muntanya de la Cerdanya, me encontraba con una buena base de entrenamiento por montaña y ningún objetivo runner a corto plazo. Gracias a Jose, me enteré de La Nit d’Or, una carrera nocturna de montaña por Collserola. Aunque habían dos distancias 10KM y 18KM, fui conservador y me apunté a la corta.

La Nit d’Or seria mi segunda carrera de montaña y mi primera vez que corría de noche, con la única iluminación de la luz de la luna y mi frontal. La idea de experimentar por primera vez el correr con un frontal directamente en una carrera no es muy recomendable, pero le daba un punto de aventura e incertidumbre muy interesante.

Al llegar a recoger el dorsal me encontré con un problema, parece ser, que alguien que se llamaba como YO y que tenia el mismo DNI que YO, había ido a recoger MI dorsal y camiseta… Sorprendente verdad? Me quedé a cuadros! Por suerte lo solucionaron y  me dieron un dorsal para poder correr, aunque me quedé con la duda de conocer a mi doble jajaja

Con los últimos rayos de sol arrancó la carrera larga. Una salida épica, todos los corredores gritando entre aplausos al pasar bajo el arco de salida, les esperaban 18km y un desnivel positivo de 635m.

Durante los 30 minutos de espera, aproveché para estirar a conciencia las patas, sobretodo el isquio izquierdo, que se levantó guerrero. Me alegré de no haberme apuntado a la larga, pero no me gustaba la idea de no poder dar el 100%. Aun así tenía claro que el ritmo seria conservador de menos a más y que si aparecía dolor, tendría que caminar; romperse no estaba en el objetivo.

Colocado en la salida, enciendo la luz del frontal, 3, 2, 1 YAAAAAAAA!!!!! Arranca el trote cuesta abajo por asfalto, pero en 300 metros abandonamos la ciudad para entrar en Collserola, la única iluminación era la de las linternas frontales de todos los presentes.

Pronto se aclimata la vista a tu foco de luz y hace que solo vea dónde se pisa. Es una sensación extraña el no poder ver el paisaje o el entorno por el que pasamos. La experiencia es 100% mística. Me siento como si corriese en un lugar desconocido, dónde no sabía lo que venia por delante y lo que dejaba atrás por mis lados.

Enseguida llegan las primeras subidas y las voy afrontando con un trote conservador; las patas habían entrado en calor y la molestia del isquio llegó a desaparecer. Progresivamente fui subiendo el ritmo según pasaban los kilómetros.

La carrera se estira y se estira, hasta el punto que llegué a correr completamente solo durante un buen rato. La vista se centra en el foco y los sentidos se agudizan. No sé como describir esa sensación, pero me muero de ganas por volver a salir de noche a correr por la montaña.

Últimas rampas y llego al avituallamiento del km 6, la mitad de la botella de agua terminó refrigerándome, la otra mitad se evaporó en mi boca. Entre que la temperatura era calurosa y que había mucha humedad, llegué a pasar mucho calor.

Empieza la bajada y a la vez lo complicado… La luz que llevé tenía un foco pequeño y un alcance muy corto, prácticamente no veía con claridad el terreno. La bajada se convirtió en un continuo acto de fe, que me costó algún que otro tropezón sin consecuencias.

Kilómetro 9, ya se escuchaba la música de la llegada, se terminaba lo bueno. A falta de 300 metros para el final, abandonamos la montaña y entramos en la zona urbana. Una subida sería el final para esta carrera. Apreté progresivamente y terminé cruzando la meta tras 1 hora de carrera.


5 minutos después llegaba jose (el Keniata blanco) que hizo los 18km en un tiempazo de 1h35’ Bravo!!!


Para acabar, una cena entre carcajadas y el compromiso colectivo de volver en la próxima edición!!!


Próxima parada, Triatló Popular de Malgrat de Mar!!!!!

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